Historia y presente de una ciudad atravesada por la violencia, el neoliberalismo y los femicidios, a partir del caso de Iara Nardelli, 16 años: vivía en un hogar para jóvenes vulnerables, desapareció y solo aparecieron sus huesos. Y otro crimen, el de Evangelina Sánchez, que deja cinco huérfanas. Un barrio testigo donde mandan lo narco, la policía y la pobreza: Libertad.

Historia

Esta ciudad que es conocida como La Feliz nace cuando muere una mujer de 35 años en el parto de su décimo cuarto hijo. Cecilia Robles era su nombre y su marido, Patricio Peralta Ramos, en un despoblado rodeado del mar bravo construyó en su honor una capilla con las tablas que un naufragio había arrastrado hasta las playas… 

A partir de ese templo, un joven agrimensor delineó la traza urbana que dibujó sobre las tierras que Peralta Ramos poseía, más otras mil hectáreas públicas de las que se apropió, alentado por la ambición de su proyecto: poblar esa costa. 

Él, un tendero que amasó su fortuna confeccionando los trajes del ejército de Juan Manuel de Rosas, decidió comenzar de nuevo y lejos, golpeado por la muerte de su esposa, y porque Rosas dejó de pagarle. 

Quizá esta ciudad de 1874 sea entonces también hija del recorte del gasto público, y ambas cosas –la sobrexplotación reproductiva del cuerpo de las mujeres, el abrupto cambio del juego económico que arbitra el Estado– hayan sido los factores trágicamente asociados que la fecundaron.

Hoy su creador es recordado con el nombre de la principal avenida costera y con una estatua. 

Cecilia es la santa patrona de Mar del Plata.

Libertad

A cien cuadras de la costa, en el límite oeste entre el tejido urbano y los grandes campos, en esa frontera entre la vida urbana y rural, donde se amontonan los excluidos y se expanden los privilegiados, está el barrio al que le presta el nombre una de las avenidas que lo surcan con una de las palabras que la actualidad política convirtió en eslogan: Libertad, que tiene allí –como en todos lados– su parte alta y su bajo. 

Treinta y cinco mil personas tejen su vida en casitas sin revoque y calles de tierra. “La municipalidad le destina a la sociedad de fomento un total de siete mil pesos por mes en concepto de convenio por contraprestación de servicios. Es decir, por cada vecino que vive en el barrio Libertad el gobierno les da 20 centavos a los vecinalistas, que apenas alcanzan para pagarle a un empleado que, con un tractor prestado, se ocupa del corte de pasto de las plazas dispersas a lo largo de las 288 manzanas que corresponden al sector”, precisa la periodista Luciana Acosta en una nota publicada en el portal local 0223 en mayo de este año.

Este 2023 el barrio Libertad se convirtió en la fábrica de noticias locales de la sección Policiales.

Noticias

Jóvenes baleados, discusiones que terminan a los tiros y allanamientos por venta de drogas son los tres temas que se reiteran en las noticias que caracterizan este territorio en disputa y se informan como resultado de “ajustes de cuentas” o “rencillas familiares” o “vecinales”, que se repiten, una tras otras, acumulando muertes, detenidos y procesos judiciales que concluyen donde comienza el conflicto, sin investigar sus orígenes ni prevenirlos.

Tres ejemplos:

Junio. “Detienen a una mujer que suministraba cocaína a seis puntos de venta. Incautan 800 dosis. El lugar allanado era donde cumplía arresto domiciliario, con tobillera electrónica, por una causa anterior de narcomenudeo: el almacén Las locas”.

Mayo. “Cuatro hombres de 19, 27, 28 y 46 años fueron detenidos en el barrio Libertad luego de que golpearan a dos mujeres de 22 y 31, en el marco de un conflicto vecinal”.

Marzo. “Un motociclista fue baleado este sábado al mediodía en un presunto ajuste de cuentas”.

Así, tres veces por mes, promedio, durante todo este año, con estas temáticas y estas gramáticas.

En el medio de este infierno cotidiano está ubicada la sede de Aldeas Infantiles, un centro de acogida de menores vulnerables.

Huesos

Mariela Quintanilla crio en Miramar y sola a sus tres hijos. La del medio es Iara  Nardelli, 16 años, de la que hoy tiene “solo tres huesitos”. Lo dice con dolor y dulcemente, como si se abrazara a ellos para transmitir el peso que significa cargar semejante cruz. 

“Tres huesitos”. 

No es una metáfora. Es lo único que encontraron, luego de que estuviera desaparecida durante diez días. 

Iara era una niña que vivía, por disposición judicial, en Aldeas Infantiles.

Alarmas

Todo comenzó el 30 de junio a las 7.50 cuando Iara salió de la sede que Aldeas Infantiles tiene en la avenida Luro al 10200 rumbo a la escuela Nº 55. Sin embargo, nunca llegó. Hacía tres días que faltaba al colegio y por eso el preceptor se comunicó con Aldeas para preguntar qué estaba pasando. Primera alerta.

La siguiente fue un mensaje de voz que envió a las 17.37 de la tarde de ese viernes a su cuidadora y a su madre. Se la escucha, angustiada, decir “no me busquen porque no me van a encontrar más. Voy a estar cerca, pero no me van a ver”. Luego, apagó su teléfono celular. Segunda alerta.

Mariela no esperó una tercera. 

“Llamé a un chico que ya cumplió mayoría de edad, pero que estuvo viviendo en Aldeas Infantiles. Hace un año y pico hicimos una amistad por medio de Iara. Porque ella cada vez que tenía una amistad con alguien, le pasaba mi contacto, por si se sentían solos y querían hablar con alguien. Y entonces me queda ese vínculo hermoso. Él me dijo ‘me voy a comunicar con el hogar’ y así logró que los chicos que viven ahí le confirmaran que Iara no había vuelto. Era el viernes 30 de junio. Serían las 6, 7 de la tarde. En tanto en Aldeas nadie me atendía. Recién pude comunicarme el sábado a las 3 de la tarde, por medio de otro teléfono que logré que alguien me diera, porque en los habituales no respondía nadie. Y ahí sí me atiende la directora y me dice que estaba desaparecida. Si yo no llamaba ni me enteraba”.

¿Qué fue lo primero que pensaste que había pasado con Iara?

Que se había escapado. Si Iara me mandó ese mensaje fue porque quería darme una alarma. Ese día para mí tomó la decisión de escaparse. Es más: ese mensaje lo analicé mil veces. Y cuando fui a recorrer la zona del barrio Libertad, haciendo el recorrido que una persona nos señaló como el que hacía habitualmente Iara, escuché las mismas cotorras que se escuchan de fondo en ese mensaje. 

¿Qué hay en ese barrio?

La casa de su mejor amiga

¿Hablaste con ella?

Sí, fui a visitarla cuando Iara estaba todavía desaparecida, pero es una nena que siento que me ocultó cosas.

¿Declaró en la causa?

Sí, pero no le dieron mucha importancia a lo que dijo.

¿Y qué dijo?

Se fue por el lado de la problemática familiar histórica y no habló sobre lo que le estaba pasando a Iara ahora.

¿Y a vos qué te dijo?

Que el último día que la había visto fue el jueves, un día antes de que desapareciera. Y que estaba muy contenta. Ningún signo de alarma.

Hogar

Mariela vive en Miramar, en la zona rural, donde trabaja de casera cuidando un campo del que es dueño un juez que tiene 12 hijos. Logró así sostener a su familia cuando su pareja la abandonó en un momento muy duro: habían matado a su hermana de 12 años y estaba embarazada de Iara. Entre el salario de casera y su vocación por la costura fue sorteando las dificultades. Al pasar de los años, formó otra pareja, tuvo su cuarto hijo y cierta estabilidad que quebró la pandemia. “Ahí Iara comenzó a ponerse muy rebelde. Quería conectarse con su padre, que nunca se había hecho cargo de nada. Conseguí dar con una mujer con la que él ahora estaba en pareja y así conseguí su teléfono. Iara comenzó a intercambiar mensajes, y al tiempo me planteó que quería irse a vivir con él. Yo no quería, porque sabía que no la iba a cuidar, pero finalmente cedí, porque ella insistió muchísimo. Cuando estaba ahí, un familiar quiso abusarla. Se lo contó a su padre y él en lugar de defenderla, la echó. Entonces Iara intentó suicidarse. De todo esto me enteré en el hospital. Ella ni siquiera en ese momento quiso contármelo. Su psiquiatra me dijo que sentía culpa porque yo se lo había advertido, pero yo pienso que quiso cuidarme, que creyó que se me iba a romper el corazón”. 

Incapaces

El 29 de marzo de 2022 el juzgado de familia calificó la situación de “irreversible”, alegando que “el principal obstáculo en esta intervención fue el no contar con la participación de ninguna figura familiar para ejercer el cuidado de Iara ni nadie que acompañe su evolución”. El 8 de mayo de 2022 el asesor de Incapaces, Hugo Llugdar, dispuso entonces su ingreso al Hogar Aldeas Infantiles. Dictaminó, además, abrir una cuenta judicial para que la Anses deposite allí el subsidio de la asignación universal por hijo (AUH). La guarda fue en principio por 90 días.

Iara vivió allí casi dos años, hasta que desapareció.

Paradero

Apenas le confirmaron que Iara estaba desaparecida Mariela comenzó a buscarla. Por las calles, por las redes, por las paredes y por las radios. Así logró que las personas de a pie –la gente– le diera información sobre lugares peligrosos donde habían visto menores de esa edad en situaciones sospechosas. Uno de esos datos le permitió que la DDI de Miramar le tomara la denuncia. “Sabían que en ese lugar se vendía droga y desarmaban motos, así que libraron una orden de allanamiento. Dos amigas se pararon en la esquina para comprobar que no sacaran nada, por si les avisaban. Y efectivamente vieron cómo sacaban un carro cargado y tapado. No encontraron ahí a Iara, así que al día siguiente decidimos organizar una movilización a un acto por el Día del Niño donde estaba el intendente. Me acompañó Marta, la mamá de Lucía Pérez, mis amigas, los vecinos. Hacía un frío atroz. Estaba lleno de chicos y familias. Comenzamos a gritar ‘Iara también era una niña’. El intendente nos recibió y se comprometió a ayudarnos. Le dijimos que creíamos que estaba en Miramar y ordenó que en toda la ruta haya patrulleros controlando autos y micros. Ahora me doy cuenta de que estaba equivocada, pero al menos todo el ruido que hicimos sirvió para que encontraran a otra chica desaparecida. Y para que la fiscal de Mar del Plata ordenara finalmente la búsqueda de paradero de Iara”. 

Ya habían pasado seis días.

Al décimo encontraron los tres huesitos de Iara.

Teléfono

En la causa hay un informe sobre la actividad del teléfono de Iara el viernes de su desaparición:

Mantuvo una comunicación telefónica de 154 segundos que captó la antena Casino Nuevo, emplazada en Buenos Aires al 1900, en el centro marplatense.

A las 17.37 –la hora de los mensajes de voz que envió a su madre y a su cuidadora– la ubica en el barrio Libertad, en la antena ubicada en el Club Universitario.

La última conexión fue a las 3.24 de la madrugada, ya del sábado 1 de julio en la misma antena. Este dato es importante porque la ubica en un lugar próximo a donde, diez días después, aparecerían sus tres huesitos.

Hallazgo

“Estuve ahí y sé que fue una escena montada”, sintetiza Mariela. Así la describió el diario La Capital

“El lunes 10 de julio un vecino del barrio Virgen de Luján descubrió los restos en el inmenso baldío de más de 9 hectáreas y dio aviso a la policía. Como estaba de turno la fiscal Florencia Salas inició una investigación para identificarlos, aunque de inmediato supo que podía tratarse de Iara Nardelli porque en ese mismo predio, aunque casi a 400 metros, estaban sus pertenencias: una campera, anteojos recetados, blísters de medicamentos, botellas de bebidas alcohólicas y un cuaderno de anotaciones personales con una carta fechada el 26 de junio en la que, con su redondeada letra, escribió que no la estaba pasando bien. Esa angustia o descontento no refería a un hecho específico sino a un contexto general y, tal vez, a todo ese proceso de infortunios que terminó con su judicialización. El estado en el que fueron hallados los restos y principalmente otros elementos notorios abrieron la posibilidad de que, como sospecha la familia, pueda haberse perpetrado un asesinato”.

El lugar del hallazgo queda a quince cuadras de Aldeas Infantiles y a tres de la casa de su mejor amiga.

Perros

Cuenta Mariela: “El 19 de julio, ya casi de noche, la fiscal  Romina Díaz me cita, me hace pasar sola y me dice que Iara se había suicidado y que los perros habían destrozado su cuerpo y solo habían dejado una pierna y el cráneo. Así me lo dice. Al día siguiente me llama la fiscal Romina Salas –que es la que había ordenado su búsqueda– y mantiene esa versión. Y en ese lugar no había sangre, no había perros salvajes, nada. Es imposible que unos huesos secos te permitan decir algo así. Me responde: ‘Sabemos que no fue una muerte violenta porque el cráneo no presentaba ningún traumatismo’. Entonces mi abogado le pregunta: ‘¿Y en el resto del cuerpo? ¿Cómo lo sabe, si no está?’”.

La teoría de los perros salvajes tiene una vinculación temporal: el día anterior al hallazgo un niño de 9 años fue atacado por una jauría. Los perros pertenecían a un quintero de la zona, que fue multado por el ataque. Según deduce el diario La Capital luego de estar en la zona, esos perros “están alimentados en una quinta del lugar y es inimaginable que puedan haber actuado de la forma en la que se indica” desde la fiscalía.

Pistas

Sigue Mariela: “Cuando estuvimos en el rastrillaje una vecina se nos acercó y nos dijo ‘Esto es mentira. Yo paso por acá todos los días’. Era una mamá jovencita, con su nena de 14 años, que se animó a decirme eso porque se puso en mi lugar. Otra vecina me cuenta que en la madrugada escuchó ruidos entre las cañas y llamó a la policía, porque tiene un pariente que trabaja en la comisaría y le tiene confianza”. Esos comentarios animaron sus certezas, así que decidió iniciar su propia investigación. Acompañada por Marta, la mamá de Lucía, y sus amigas, fue al barrio con una centena de hojas impresas que pegó en las paredes y paradas de colectivo con el grito ¿Qué le pasó a Iara?, una invitación a brindar información y su número de teléfono. En esa recorrida recogió datos y testimonios. Las vecinas conocían a Iara. La veían pasar frecuentemente, ingresar a la casa de su amiga, donde solía estar los fines de semana. “No es ambiente para chicas como la suya”, sintetizaron. “Muchos vecinos nos dijeron que el sábado a la madrugada la vieron salir de esa casa, donde había una fiesta. Y a una hora que coincide con la última vez que encendió su celular y con donde la ubica la antena”.

¿Quién vive en esa casa?

Su mejor amiga, el papá, la mamá, la hermana y una nena que se escapó de Aldeas Infantiles, que era compañera de Iara.

Pruebas

¿En qué situación está ahora la investigación judicial? Responde Maximiliano Orsini, el abogado de Mariela:

“Falta que declare un testigo que se comunicó con la mamá de Iara para darle indicios de lo que pudo pasar esa noche: supuestamente fue a una fiesta de cumpleaños de una persona que se domicilia en cercanías de donde se encontraron los restos. A este testigo lo citaron en dos oportunidades y no se presentó. Ahora se libró un comparendo compulsivo para que lo vaya a buscar la policía. Evidentemente por algo no quiere declarar. Falta también que llegue la pericia histopatológica de los restos, que mandamos a hacer a La Plata: eso nos puede aportar si tenía restos de droga o alcohol. Falta el resto del cuerpo, el pantalón, las zapatillas, el celular. Y el informe de la compañía telefónica, que a más de cinco meses todavía no lo envió”.

¿Y qué hay?

La prueba más importante y la que nos da claramente una hipótesis de homicidio es la pericia que hizo la policía científica sobre las pocas prendas halladas. Esa pericia fue ordenada por la fiscalía para determinar si las prendas tenían daños provocados por animales o una jauría, con la intención de confirmar su hipótesis. Y dio el resultado contrario: no había ningún daño producido por animales. Lo que había era un daño en el bretel izquierdo de corpiño, que fue arrancado; otro en el encaje: un desgarro. También en una de las mangas del buzo, que coincide con el desgarro en el encaje porque es en el mismo lado:  tiene descosida la costura, como si hubiesen jalado de allí. Es un daño que está muy claro. Hay también dos manchas de sangre en la parte frontal del corpiño. La bombacha está rota en la parte de abajo, cortada, según dicen los peritos, con algún objeto que no es tijera o cuchillo, porque no es perfecto, pero que es un objeto cortante. Son indicios claros de un hecho violento, pero lamentablemente no se está investigando así. Es una causa plagada de indicios, pero sin autor identificable.

¿El crimen perfecto?

Sí, porque se perdió mucho tiempo investigando un suicidio. Y se perdieron muchas pruebas en esa demora. Es una responsabilidad fiscal directa. Si ves la causa se ha movido solo por los pedidos de la querella. Hace lugar a esos pedidos, pero con una posición tomada: la hipótesis sobre suicidio. Para la fiscal no es una muerte violenta porque cree que no hay elementos objetivos que así lo indiquen. Para mí la pericia de las prendas lo son, pero no para la fiscal. Nunca vi un caso tan cerrado en cuanto a la falta probatoria y tampoco vi nunca un accionar de una fiscalía tan relantizado. El tiempo pasó, los meses transcurren y no hay nada. 

¿Y a qué atribuye esa nada?

Es un barrio manejado por algunos vendedores de drogas y la policía tiene que saber quiénes son. Si hay testigos es difícil que hablen por temor a las represalias. Libertad es un barrio blindado. Si a eso le sumás una fiscal que no investiga tenés esto: la impunidad.

Valor

¿Qué se necesita para hacer justicia por Iara? Responde Mariela: 

“Que una persona tenga el valor de decir lo que sabe y se presente a declarar. Una”. 

¿Creés que hay condiciones para que alguien diga la verdad?

¡Qué pregunta! Creo que sí, ojalá que sí. 

Ruido

Mariela viaja todos los miércoles desde Miramar a Mar del Plata para plantarse frente a los tribunales y hacer un ruidazo: hace sonar latas, pitos, cornetas durante horas y horas. La acompañan Marta, la mamá de Lucía, sus amigas y desde hace cinco semanas la familia de Walter Obregón, a quien conoció en esa vereda: están buscándolo desde el 15 de agosto cuando lo subieron a un auto por la fuerza en la zona de Playa Serena. Dirá Mariela: “Cuando pasa algo así ¿nadie averigua, nadie hace nada? ¿No hay cámaras, no hay testigos, no hay nada? Ahora reclamamos justicia juntas por que es la única manera”.

Cerca

El resto de la semana Mariela se dedica “a seguir muy de cerca lo que ocurre en el barrio Libertad”. Informa: “Ya hay tres personas asesinadas este mes de noviembre. Y hoy se sumó el femicidio de una mujer que fue tiroteada por el sobrino. Dicen que fue por una discusión familiar. Averigüé y no es así. Es porque venden droga y si alguna persona se opone, termina con un tiro”.

Se refiere al crimen de Evangelina Elizabeth Sánchez, acribillada en la puerta de su casa delante de sus cinco hijas. Era una trabajadora de la industria pesquera. Había conseguido quedar efectiva hacía tres meses. Festejó ese alivio: creía que su vida y las de sus hijas estaban aseguradas.

Huérfanas

Las cinco huérfanas que dejó Evangelina son ahora la preocupación central de las vecinas de las cuadras más castigadas del barrio Libertad. La mayor tiene 20 años, le sigue una de 19, embarazada, y luego una escalera de tres criaturas que van de los 7 a los 3 años. Todas dependían del sueldo de su mamá. 

Chat

Durante la inauguración de la Casa de Lucía las hijas de Evangelina pudieron conocer cara a cara a las funcionarias de los ministerios de las Mujeres de Nación y provincia de Buenos Aires y plantearles la emergencia de su situación. A la semana le pregunto a Brenda, la mayor, qué resultados concretos hubo. Me reenvía entonces los mensajes que recibió del bonaerense, el único que sigue en pie:

Hogar

Brenda me dice que está muy preocupada. Creo entender por qué hasta que me lo explica, y no:  investigué, recorrí, escuché, caminé, entrevisté, busqué datos, leí expedientes, consulté archivos y más, pero no entendí nada. 

Esta joven mujer menuda, que todavía tiene húmedos los ojos y negras las ojeras, en menos de diez días ya aprendió lo importante: muy pocas personas entienden lo que sucede en el barrio Libertad. 

Me lo tiene que decir todo, palabra por palabra y con paciencia. 

Dirá entonces Brenda: “Puedo dejar de estudiar. Mi mamá no quería, pero bueno: ahora tengo que hacerlo y sé que puedo. Sé también que voy a tener que trabajar muchas horas, incluso los fines de semana. Ahora viene la temporada, así que quizá no sea tan difícil. Perfecto. Puedo hacer eso también: trabajar sin parar para mantener a mis hermanas mientras las cuidan las vecinas. Pero, ¿sabés qué lo que no puedo? No puedo dejar de tener miedo de que venga Minoridad y diga que no hay nadie que se haga cargo de ellas y entonces una jueza las mande a un hogar”.